martes, 22 de diciembre de 2009

La lista de las lecturas 2009

Hola:
Como estoy perezosa y creo que no voy a leer nada más (entero) hasta final de año, aquí viene la lista de libracos leídos (y algunos disfrutados) de este año que se nos está acabando.

Debo señalar que no hubiera leído tantos si no fuera por el fantástico club de lectura que formo con mis amigas Elena, María y Paqui (por orden alfabético). Sin ellas me hubiera perdido un montón de libros interesantes. ¡Muchísimas gracias!

Algunos no me resisto a comentarlos un poquito...
  1. Mokkedem, Malika. El siglo de las langostas.
  2. Bernhard, Thomas. El malogrado (éste me decepcionó un poco. Lo que pasa cuando has esperado 20 años para leerlo).
  3. Barbery, Muriel. La elegancia del erizo.
  4. Mabanckou, Alain. Verre cassé (es estupendo, pero mejor en francés, la traducción resta matices muy importantes).
  5. Laforet, Carmen. Nada (regalo de una amiga que lo leyó de joven. El paso del tiempo es inexorable... Y hay libros que tienen su momento para leerlos).
  6. Boyd, William. Playa de Brazzaville.
  7. Castro, Ruy. Bossa nova: la historia y las historias (éste ya lo mencioné en un blogusino anterior, todavía recuerdo lo mucho que me reí).
  8. Soyinka, Wole. Los intérpretes.
  9. Castro, Ruy. Río de Janeiro, carnaval de fuego (éste otro es también muy divertido).
  10. Appleby, David P. La música de Brasil (un ensayo bastante antiguo y sesudo sobre la música clásica de Brasil, alguna referencia a la música tradicional, pero poco).
  11. Coetzee,J.M. Elizabeth Costello.
  12. Veloso, Caetano. Verdad tropical.
  13. Durán-Loriga, Juan. El embajador y el rey (mi momento nostálgico de recordar viejos tiempos de estudiante).
  14. Eça de Queirós, J.M. Os Maias (relectura y apuesta de leerlo en portugués... ¡¡Salí viva de la empresa!!).
  15. Fourier, François Marie Charles. Valor educativo de la ópera y la cocina (un opúsculo curiosísimo de unos de los padres del socialismo utópico).
  16. Gasca, Luis y Gubern, Román. Diccionario de onomatopeyas del cómic.
  17. Escandón, Maria Amparo. Santitos.
  18. Sacheri, Eduardo. La pregunta de sus ojos (me resulta más interesante el libro que la película que se ha hecho, con Ricardo Darín de protagonista).
  19. Scaraffia, Giuseppe. Diccionario del dandi.
  20. Donoso, José. El obscuro pájaro de la noche.
  21. García López, Fátima. Los servicios biblitecarios multiculturales en las bibliotecas públicas españolas (¿creíais que no iba a leer ningún libro profesional? He leído unos cuantos, pero más consultando capítulos concretos que en plan sistemático).
Como podéis observar, este año hay algunos diccionarios; bastantes libros sobre Brasil y su música; y unos cuantos de autores africanos, que fueron seleccionados en el club de lectura. En esta temporada estamos con América (de sur a norte). La mayor parte los he sacado de la biblioteca, ergo... Mirad en las bibliotecas más cercanas, trastead un poco con el catálogo, ¡divertíos!

No he podido terminar ni el libro sobre el renacimiento que está esperando su ratito desde hace ni se sabe, ni otro sobre mitología nórdica, que necesito un poco de cabeza clara para meterme con él. Por eso ni he abierto las páginas del maravilloso compendio de Alain Daniélou sobre deidades hindúes (tuve conocimiento de este señor hace como 10 años, por unas recopilaciones de música tradicional de la India que hizo para la Unesco y que se reeditaron en CD).

Por si no logro acceder al blog antes de Año Nuevo: felices Navidades y que los que nos depare el futuro sea leve.

Hasta más ver.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Jenufa y otras hierbas

Hola:
Como viene siendo habitual en estos tiempos, mi ausencia de varias semanas se debe a la tecnología, que me trae frita. No sé si es mi conexión o porque los dioses del ciberespacio han decidido por su cuenta que no soy digna de lanzar mis soflamas... ¡Pero sigo en la lucha!

Sé que os había prometido un blogusino escoba para contaros mis experiencias en sobre algunos espectáculos que fuí en noviembre y también quería haberos contado algo del Madrid de Cuento, donde tuve la fortuna de disfrutar con unos cuantos cuenteros. (Vale que a mi dilectísimo Josquin no le gusta eso de "cuenteros", pero creo que cada uno debe nombrarse como se sienta a gusto...). Me parece que ya se ha quedado muy viejo y casi ni me acuerdo de las impresiones que me produjeron, aparte la gloriosa tortícolis por mirar desde la platea los sobretítulos del maravilloso Goldoni que trajo el Teatro Piccolo (mi italiano no da para esas velocidades de vértigo y ese lenguaje depurado y dieciochesco). Consecuencia: me reitero en mi vocación avícola y pienso seguir asistiendo a todo lo que pueda en paraíso (o gallinero).

El título del blogusino de hoy es sobre la ópera que ví el jueves, Jenufa (1904), de Leos Janácek. Debo decir que el compositor me tiene enganchada desde que escuché su cuarteto Cartas íntimas, en una versión apabullante tomada en vivo. Hace unos 20 años... Creo que nunca me ha defraudado, igual que Prokofiev, Schubert, Monteverdi y algunos (pocos) más.

El argumento, muy escueto: Jenufa, la chica más guapa del pueblo, se queda embarazada del playboy de turno. La madre adoptiva de Jenufa la esconde hasta que pare y, previendo los problemas que va a ocasionar el niño (al que su padre, por supuesto, no quiere reconocer, ni casarse con la chica), lo abandona en el río en medio de una nevada. Cuando Jenufa va a casarse con otro pretendiente, se descubre al niño muerto y quieren lapidarla (ella confiesa que es su hijo), hasta que la madre adoptiva (tiene un nombre dificilísimo, por eso no lo escribo) confiesa. La cosa se termina con un fantástico dúo entre Jenufa y Laca, el que va a ser su marido.

En la obra se tocan un montón de temas que parecen no haber cambiado desde ese 1904, cuando se estrenó: la vergüenza y el castigo a la mujer por tener relaciones sexuales, por tener o no hijos, por decidir ella o que los demás decidan por ella. Los celos, la dualidad bondad /belleza. El poder de la masa que juzga...

Realmente una ópera de nuestro tiempo, porque me hizo reflexionar sobre el presente, lo que no hace ni Verdi con sus Rigolettos (donde también hay chica deshonrada), ni Wagner con sus walkirias dando voces desde el Walhalla... y no están tan lejos cronológicamente.

Debo decir que de los tres actos que tiene la ópera, lloré como una magdalena los dos últimos, que tienen una intensidad tremenda (a lo mejor llevo una temporada hipersensible, pero es así). La escenografía, en el tipo minimalista que está tan de moda, me pareció muy buena, sobria pero efectiva. Los cantantes excepcionales, la orquesta también y el director estuvo inmenso.

Eso me consoló de la decepción de no haber podido ver, una semana antes, a Little Joy en el Primavera Club. Vale que actuaron dos días (el primero en el Florida Park-debió de ser inenarrable, qué sitio- y el segundo en el Círculo de Bellas Artes). Estuve esperando a que mis amigos se apuntasen al plan, pero no hubo suerte y cuando quise comprar entrada ya no había. Por lo visto también había que canjear las entradas y no sé qué más.

Ah, último apunte: en la semana del cine brasileño que hicieron en el Círculo de Bellas Artes, ví un documental estupendo sobre un tal Humberto Teixeira, el que popularizó el baião (aquí más conocido como bayón) junto con Luiz Gonzaga. El documental se llama "el hombre que embotellaba las nubes".

Aparecían casi todos los que han tenido algo que ver con la música en Brasil en los últimos 50 años: Caetano Veloso, Chico Buarque, Gal Costa... Incluso se mencionaba a un tipo, un tal Raúl Seixas (creo), que juraba y perjuraba que Bob Marley "inventó" el reggae después de haber escuchado un disco antiguo del tal Gonzaga.

También salía un trozo de una película italiana donde se baila un baião (no sé si es La dolce vita de Fellini), que estoy segura de haber visto (ese mismo fragmento) en una película de Nanni Moretti en la que está él en un bar o cosa así viendo la tele y se pone a imitar los movimientos del baile que se marca la cantante. Sin comentarios, hay que verlo...

Ya os dejo. Hasta que la tecnología me deje de nuevo.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Cambios, cambios...

Hola: blogusino mañanero habemus...

Aprovechando que hoy me he levantado algo resacosa y que (¡oh, dioses!) la conexión parece que funciona, he decidido arreglar un poquito el cajón del desastre.

He quitado a "mis admiradores", no porque no los quiera, sino porque ya había dicho que iba a dejarlo durante un tiempo determinado.

He añadido el blog de Paula, una encantadora mujer de quien he oído hablar durante años y ayer, por fin, pude conocer. Pena no haberla conocido antes, pero más vale tarde que nunca.

He quitado alguno que ya no sigo.

He quitado la lista de temas porque la tengo que arreglar, es demasiado errática incluso para mí.

Y, para aprovechar, os comento que hasta final de mes en Madrid se celebra Un Madrid de cuento, donde cuenteros y narradores de todo el mundo vienen a embelesarnos.

No es necesario haberse leído a Propp y todos los teóricos para saber la importancia de la narración oral. Y me estoy refiriendo a los adultos, porque siempre pensamos en los niños (pobrecitos, abducidos por Disney). Casi lo habíamos perdido, pero desde hace algún tiempo podemos disfrutar de contadas en bares, en bibliotecas, en museos. Dejaos arrastrar por la magia de una voz modulada que os puede dar miedo, o gusto, o simplemente hacer pensar un poquito, que tampoco viene mal.

El blogusino-escoba viene otro día...

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Cinco semanas... de globo

Hola: sólo deciros que este parón no ha sido producto de vaguería supina.

Resulta que mi conexión en casa es mala y cuando intentaba acceder para dejar esas perlas de sabiduría que me caracterizan, no me dejaba, pretextando no sé qué de saturación de líneas o bla bla bla. Tampoco me dejaba mirar los blogs de Cefaleas o de Manolo Cortés. Y no es cuestión de ponerse a escribir blogusinos en el trabajo, ¿no?

El caso es que tenía unos cuantos bonitos "parlamentos" sobre
Lulu, Clementina y, para irnos a lo más actual, los espectáculos de Israel Galván y de Pina Bausch en el Festival de Otoño. Y el concierto de Mitsuko Uchida. No sé si contarlo en una especie de blogusino escoba otro día, que hoy es muy tarde.

Aparte, llevo tres semanas como loca, con un montón de asuntos pendientes que se van resolviendo poco a poco.

Bueno, que he vuelto, espero que mi línea no me haga esta jugada otra vez...

sábado, 3 de octubre de 2009

Primera de octubre

El blogusino de hoy es más tempranero que el de otras semanas, es sábado y estoy bastante despierta. Ya estamos en octubre y quizá se me haya terminado el aborregamiento septembrino.

Para empezar, os anuncio que he puesto un apartado de seguidores, o mejor escrito, los que me quieren, para que quien lo desee se apunte. Es que he descubierto que tengo un seguidor del blog ¡¡y lo confiesa públicamente!!... ¿Quién será?... ¿Y cómo es él? Bueno, ya sabemos a qué dedica el tiemmpo libreee... Esto es, dejaré el apartado de los que me quieren durante... pongamos un mes, para hacerme a la idea de (aparte de los obvios).

Bueno, vamos con la cosa cultural de la semana. El martes NO fuí a un concierto de Arcadi Volodos, con obras de Scriabin, Ravel, Albéniz y Liszt. Mis informadores han sido ambivalentes en sus apreciaciones, así que no me hago a la idea de cómo pudo ser. Eso sí, supongo que tras el Scriabin hubo alguna deserción, porque es durillo incluso a nuestros oídos del siglo XXI.

El jueves, ay, el jueves... Estuve en un concierto coral en un auditorio pequeñito y de acústica infame, con menos de media entrada. Aunque el público fue extremadamente generoso con los cantantes, que hicieron lo que pudieron... o menos. No me voy a extender en el repertorio, que daba para mucho y abarcaba del siglo XV al XX (corrígeme, dilectísimo Josquin, si me equivoco). Pesa en mi conciencia -como una losa enorme- mi incapacidad para hacer un papel mínimamente digno en mi último concierto como contralto, puesto que mi dilecto maestro ha decidido que me pase al bando de las divas divísimas de la muerte y sea soprano.

En fin, ya he confesado una de las aficiones que se venían percibiendo desde que comencé el blog... Sí, canto como (ahora soprano, snif) en un coro amador, como dicen en portugués. Es que me gusta más que amateur... Aunque aficionado también tiene ese regusto arcaico tan bonito.

Espero no ir cayendo en la tentación de admitir otras aficiones que puedan ser más estrambóticas, gamelán mediante...

PS: Ya sé quien es mi seguidor, quien (me) escribía versos por primavera... ¡Gracias, chaval, qué estímulo! miento si no me lo esperaba de tí...

domingo, 27 de septiembre de 2009

cine, música, etc.

Aprovechando que la semana me ha dado una buena ración de actividades culturales, voy a comentaros alguna cosilla.

Ya os dije que había un ciclo de Jim Jarmusch en la Filmoteca; bueno, pues esta semana me fuí a ver un par de sus películas, una que decidí en su momento no ir a ver y otra que ví por la tele hace muchos, muchos años y que me sigue pareciendo divertidísima a ratos. Vamos con la primera:

Ghost dog se llama y cuenta sobre un tipo que sigue el código samurai. No tendría mayor interés si el protagonista no fuera negro como el tizón y se dedicara a hacer "trabajitos" para una banda de mafiosos de tres al cuarto. Bueno, eso fue lo que me echó para atrás cuando se proyectó en cines normales, pero esta vez decidí que iba a verla. Me encantó. Más allá de la historia, es alucinante lo mucho que hablan de libros, se ven textos escritos... Mi corazoncito bibliotecario se sintió muy reconfortado... Más incluso cuando ví que en los títulos de crédito señalaba con ficha editorial todos y cada uno de los libros que se citan en la película. Y en los agradecimientos, aparte de los escritores de esos libros y de Kurosawa (obvio), aparece ¡Miguel de Cervantes! Ah, la banda sonora es rap en parte, muy bien escogido. Me acordaba también de una película, π (Pi), bastante peculiar y con una banda sonora apabullante de Massive attack, creo.

Hay un detalle que aparece en casi todas las películas de este hombre y me maravilla: hay actores que hablan en su idioma materno (no inglés) y se incorpora al argumento de forma natural, no importando si los personajes se entienden bien o no. Lo que pasa en la vida, vamos... Nada que ver con una película de Manoel de Oliveira, Um filme falado, en la que cada actor (Malkovich, Deneuve, Sandrelli...) habla en su idioma materno y lo comentan, en plan qué cultos somos, todos nos entendemos. Hasta que Irene Papas se pone a hablar en griego y ya no hay por dónde cogerlo, claro. De todos modos, esa película me irritó profundamente, no sólo por el exceso de "cultura", sino por la tesis que presentaba. Eso sí, la Papas se marcaba una canción tradicional que me dejó muerta de emoción.

La otra película que vimos fue Night on Earth, una de taxistas en diversos lugares del mundo, en forma de episodios. Me divierte mucho, aunque el episodio de Helsinki es un poco deprimente, sobre todo después del de Roma, que es desopilante del todo. La música es de Tom Waits, estupenda, como siempre.

Leo Brouwer cumple 70 años y le están haciendo una serie de homenajes. El viernes, dirigiendo el propio Brouwer, se tocaron tres obras en el Auditorio, a cual más difícil de oír, sobre todo porque el concierto era gratis (con invitación) y el público no era el habitual. Una señora con poca sensibilidad y menos educación nos fastidió el único silencio de toda la orquesta (en la primera obra) con el crujir de un celofán, que estuvo manoseando durante varios minutos, pasando olímpicamente de las miradas incendiarias que le dirigíamos unos cuantos. Como se fue en el intermedio, no pude hacerle un leve comentario...

Pero yo escribía porque se tocó un concierto para guitarra en memoria de Toru Takemitsu, uno de mis favoritos "modernos". El guitarrista me sorprendió mucho, se llama Ricardo Gallén, me parece muy bueno. Seguidle la pista...

Por alusiones: Cefaleas me mandó un comentario sobre la postura de Cohen; luego se comprobó que no sólo le sentaban mal los torreznos del bar, sino que en Valencia fue peor... Por cierto, que ha cambiado la dirección de su blog y ya está actualizado en mi lista los que sigo.

A mi dilectísimo Josquin, no entiendo cómo te puede parecer vulgar que vaya a un concierto de "música popular", cuando me has oído cantar Dime que me quieres sin ningún rebozo... Hay que saber estar tanto al turco clásico/gamelán javanés/madrigal renacentista, como a Cohen, o (mi última adquisición musical) X+2...

domingo, 13 de septiembre de 2009

Semana vacacional intrascendente

Pues eso, en esta semana vacacional me he dedicado a lo que dije en el anterior blogusino: pasear (poco) retomar mis actividades extraescolares, dedicarme al marujeo, cocinar (poco también)...

Este sábado vino el gran Cefaleas con su chica, y allá que nos fuimos los tres en amor y compañía al concierto de Leonard Cohen. Llevábamos tiempo con las entradas compradas y después de la cancelación de João Gilberto necesitaba un baño de vieja gloria, letras con sentido y sensación nostálgica. [Esto me recuerda que quizá el mes pasado oí, en el gran almacén que estáis pensando, una de las versiones más horrendas que he escuchado nunca de aguas de março, en español. Me tuve que ir de allí, no podía soportarlo].

Reconozco que le tengo poco pillado el punto al viejete canadiense, esto es, igual que los Beatles, no tengo ni un solo disco suyo ni en cd ni en vinilo. Pero he oído lo suficiente como para saberme bastante de lo que dió ayer. No voy a hacer comentario de lo que me pareció, a la espera de comprobar si lo que yo percibí es lo mismo que quienes se presume tienen conocimiento, en los periódicos.

Lo bueno, el tipo y la banda estuvieron tres horitas más o menos, con sus veinte minutillos de descanso, lo que le honra. Estoy cansada de gastarme una pasta por una horita, a lo sumo hora y media de música, sobre todo en según qué cosas.

Los músicos todos muy profesionales y destaco a la primera corista, que no lo era realmente y tenía una voz preciosa. Que alguien me explique por qué Cohen se pasó casi más tiempo de rodillas en el escenario que de pie, no logro entenderlo por muchas cábalas que haga.

Fuera de eso, fin de semana de comilonas varias, desayunos pantagruélicos, visitas a un par de librerías en donde he comprado tres libritos variados. Si me los leo antes de fin de año, los veréis en la lista de lecturas de diciembre.

Intrascendente del todo. Me parece que estoy derivando mis blogusinos a la típica relación de lo que he hecho, sin maldito análisis ni nada de nada.

Las vacaciones me sientan mal...

lunes, 7 de septiembre de 2009

Cosas que hacer en Madrid cuando estás...

... de vacaciones:

Pues sí, esto es lo que hay, tengo unos días de vacaciones y no me voy a mover de acá. Me dió el agobión de "unas vacaciones sin salir de casa, ¡¡anatema!!" como una semana antes. Pensé en darme unos barros en un balneario, que me mimaran (necesito mimos... Siempre necesito mimos, ¿quién no?)... Luego pensé en las duchas escocesas y en los pediluvios, ese invento digno del marqués de Sade, y decidí que esta vez no.

Un amigo me sugirió irme a Madeira, diciendo que si era el paraíso en la Tierra y blablabla. La verdad es que hace tiempo ví un documental en la tele y parecía un lugar maravilloso, por no hablar del vino. Ya me veía yo cargada de botellas para parientes y amigos...

Toda decidida, me compré una guía y un librillo de conversación para intentar entender lo que dicen y pedir lo básico. Algo que me sorprendió es que la pronunciación la transcriben no en lenguaje fonético, sino usando la grafía normal de las palabras. Yo que esperaba ver esos graciosos signitos que están al lado de las palabras en el diccionario de inglés (si es bueno), y que ya me he acostumbrado a descifrar (la culpa la tiene mi primer profesor de inglés serio que tuve, a los 8 años, empeñado en que todos aprendiéramos los signos fonéticos). Pero estoy divagando...

Creo que ya he comentado alguna vez que mi portugués es inexistente, aunque de broma lo hable con un par de amigos brasileños, siempre con alguna copa ingerida (es alucinante lo fluido que sale cualquier idioma con una adecuada dosis de vinazo). La clave es imitar el habla (para los españoles es más fácil la de Brasil que la de Portugal) y sólo usar palabras que suenen suficientemente antiguas para que ambos idiomas las tengan; y estar de broma... Si te tomas en serio es imposible.
Precisamente, uno de estos amigos brasileños es el que me recomendaba Madeira "para mejorar mi portugués".

Pues bien, cuando me disponía a ver precios y demás, me dí cuenta de que el paraíso terrenal está fuera de mi presupuesto, por ahora. Y que no me siento a gusto sin saber el idioma del sitio al que voy; así que lo he dejado por el momento.

De ahí el título del blogusino de hoy, parafraseando el título de una película que no ví. A propósito: ¿Por qué hubo una época en que los títulos de las películas eran casi tan largos como el argumento?... Bueeno, como el título de cierto segundo volumen de cierta trilogía cuya traducción literal tiene seis palabras y han puesto una especie de testamento. [Es una maldad, lo sé].

En fin, que voy a aprovechar para irme a la Filmoteca: Este mes dan dos ciclos de no perderse, uno de Jim Jarmusch y otro de Mankievicz (o como se escriba). Ya he ido a ver algunas de las de Jarmusch, pues no le tengo tan presente como Julius Caesar o El fantasma y la Sra. Muir o All about Eve, que tampoco me voy a perder ni por casualidad.

Pero de Jarmusch me gusta su blanco y negro y las bandas sonoras, aparte de las cosas que cuenta en cada película, claro. La útima que he ido a ver suya es Dead Man, una del oeste. Creía que no iba a ser tan sórdida, pero es algo que percibes con nitidez cuando vuelves a casa, menos mientras la ves. Y la banda sonora es un puro guitarrazo de Neil Young (yo iba sobre todo a escuchar qué había hecho), tan descarnado como lo que te cuenta.

Leyendo las notas de la programación me enteré de que Jarmusch empezó su carrera artística como poeta. Así no me extraña que, al menos en dos de las tres películas que he visto en días consecutivos, se recitaban diversos fragmentos de poemas, de William Blake a Walt Whitman. No sé si es el puntillo pedante, que en realidad para él tiene sentido en sus películas... Pero me gusta.

También aprovecharé para pasear, para ver exposiciones, para organizar un poco mi caótica vida antes del verdadero inicio de curso.

Ya, debería escribir un poco más, ¿no?

domingo, 30 de agosto de 2009

Algo prometido sobre traducciones

Ahora que estoy volviendo a cogerle el tranquillo a escribir blogusinos, voy a ir cumpliendo todas las promesas que hice en los anteriores y comentar cosillas.

Una de mis promesas fue escribir sobre porqué no soporto las traducciones... Las malas traducciones, quiero decir. Pues porque me pongo paranoide y ya no me creo nada de nada de lo que me cuenta el autor, por culpa del traductor.

Sé que es un defecto, pero como sólo puedo cerciorarme de mi buen ojo lingüístico en los idiomas más habituales (no el alemán, eso son palabras mayores), sé que me estoy perdiendo toda la literatura rusa, la alemana, las orientales... Un desastre. Mis amigos me dicen que soy exagerada, pero es que me pone de mal humor toparme con errores de bulto y pobreza lingüística.

Aguanto mal las erratas, pero que el tipo que te está llevando de la mano para que descubras una historia sea algo así como un bandolero de Sierra Morena con el lenguaje, me revuelve las tripas.

Porque (lo he comprobado, ojo) no sólo es que confunda retrato con fotografía, como en la traducción de A suitable boy que circula en español; es que suelen cargarse el estilo del autor, convirtiendo una posible obra maestra en un tocho infumable.

Acabo de mencionar la obra de Vikram Seth porque eso lo he vivido: mi hermana le regaló la traducción a una tía nuestra, pues a ella le había encantado en versión original. Al cabo del tiempo estuvieron comentándolo y mi tía dijo que no le había gustado nada, que era un peñazo. Un día me encontré un ejemplar traducido en el trabajo y le dí un somero repaso; ahí me dí cuenta de por qué mi tía no consiguió "entrar" en el libro. También me ocurrió con un libro que sugerí a mis amigas del club de lectura: Verre cassé, de Alain Mabanckou. En la traducción se pierde mucha de la riqueza del estilo. Lo sé porque estuvimos comentándolo. Y recuerdo la decepción que me llevé al leer El señor de los anillos en versión inglesa y compararla con la traducción que me había subyugado a los 16.

En otros lo noto, no puedo pensar que algo que mis amigos me han recomendado con tanto fervor sea tan plano. De hecho, en los idiomas que controlo más o menos (y en alguno que no controlo en absoluto, pero es que soy una temeraria), suelo leer la versión vernácula. Me resulta más cansado, sí; que pierdo matices, también; pero por lo menos estoy segura de que realmente es eso lo que me quieren contar. Y si no me entero, mala suerte, es mi problema, a estudiar de nuevo la gramática...

Me machaca pensar que no voy a disfrutar plenamente de Eugenio Oneguin, o del Fausto. Item más, que en una de mis conversaciones con mi dilecto maestro, salió este tema y me comentó que ahora se están haciendo nuevas traducciones del ruso al español, porque lo que conocíamos no tiene que ver con lo que cuenta ni Chejov, ni Tolstoi, ni cualquiera de los demás.

Y yo ya estoy mayor para ponerme a estudiar idiomas complejos con grafías distintas...

Por otra parte, sé que la traducción es asunto de cuidado. Quizá por eso, me gustaría que la calidad fuera mayor, ya que España es uno de los países con mayor producción editorial y se nutre en gran parte de traducciones. Mmm, vaya, ya salió el gusanito bibliotecario...

Pido disculpas por este blogusino reivindicativo, pero es que me acaba de pasar con un libro que me han regalado. Me temo que el traductor no le ha pillado el punto porque ha pasado sin pena ni gloria por mis neuronas.

domingo, 23 de agosto de 2009

Lo prometido es deuda

Sí, había prometido escribir un blogusino intrascendente y veraniego sobre candelabros, item más que el viernes una maravillosa amiga me regalo un portavelas con margaritas y esta noche lo he estrenado en una de mis cenas con velas de domingo. Menú frugal, que con los calores no me apetece cocinar.

Para arreglarlo y darle un aire suficientemente interesante, velas y música. He puesto unos cuantos de mis candelabros propios y los que me han ido regalando: ese precioso con forma de concha que me regaló mi hermana de aquel viaje a Estocolmo; el que os he contado en el primer párrafo y los altos candelabros de ébano que me ha traído un amigo de sus vacaciones en Tanzania.

La música: un disco que me traje del último viaje a Lisboa, cuando fuimos a uno de los conciertos primaverales del Coro de la Universidade Nova. Se trata de una grabación del grupo Sete lágrimas con diversas músicas de los países en donde Portugal tuvo colonias, incluyendo España... Como si fueran ellos los que nos invadieron y no nosotros en 1580, je je... Me lo compré por la curiosidad de escuchar cómo se enfrentaban al Con amores mi madre de Juan de Anchieta.

Pues bien, es bonito, sonido pulido... Fantástico para una comida o cena tranquila y sin pretensiones. Como la de hoy, como tantas otras.

En una de esas "otras" reparé en el alucinante texto de la última canción, En tus brazos una noche. Me fijé porque es una de las pocas canciones que están en español - sí, hay pendiente un blogusino sobre el español y el castellano, pero hoy no toca - , el compositor es un tal Manuel Machado, muerto en 1646. El texto no me resisto a copiarlo, porque tiene miga:

En tus brazos una noche,
me soñé, Filis, durmiendo:
despertóme la alegría,
y volvióse en llanto el sueño.
¿Qué delitos fomentan tus sinrazones?
Que aun dormido, no quieres que me perdonen.
Cuando estás velando,
me estás ofendiendo:
suéñote durmiendo,
siéntote matando.
Peligroso ando con tus rigores.
Que aun dormido, no quieres que me perdonen.

No he conseguido encontrarlo en otras fuentes y en el folleto del disco viene todo seguido, así que no estoy segura de que esté bien escrito. Hay un desbarajuste total en la versificación.

A lo que vamos: en el disco no indica quién es el autor del texto, que me sorprendió por lo elaborado, un magnífico ejemplo de poesía barroca. Realmente, me quedé pasmada tanto por lo que dice como por la forma. El recurso al qué bonito que sueño contigo es muy típico de toda la poesía amorosa, pero lo que cuenta en los primeros versos es mucho más "físico", si se me permite la expresión. Y sólo uno de los grandes puede hacerlo con tal sutileza.

Empecé a investigar sobre el tal Machado, que estuvo bastante tiempo en Madrid. Al final, me encontré con que el autor del texto es Félix Lope de Vega Carpio, con todo su nombre y su apellido. Ya tendría que haberme mosqueado con las fechas del compositor y ese Filis tan sospechoso. Pero lo confieso, no tengo las obras completas de éste, ni de Calderón, ni de Quevedo, ni de Góngora... Tampoco de otros. Las bibliotecas públicas sirven para eso ¿no?, para leer lo que no te cabe en casa. La referencia la encontré en el Cancionero musical de Lope, una recopilación de las obras de éste a las que se ha puesto música.

Ojalá los de Sete Lágrimas se hubieran tomado la molestia de anotarlo... Aunque no estuvo mal lo de mirar un poquito.

Al hilo de toda la peripecia, y para terminar, estuve dándole al magín sobre los textos que tuve que comentar en el instituto, ninguno tan tremendo como éste; las vidas también turbulentas de otros poetas del barroco: Gregorio de Mattos, el conde de Villamediana, Marino, Shakespeare; y lo poco que se pone en contexto (o ponía) la obra con la vida.

Tengo la teoría de que esta tendencia viene de una pudibundez decimonónica enfermiza. Cualquiera que conozca un poco el teatro de época, como el isabelino, sabe que las obras derrochan sangre, violencia y sexo, que hay un montón de referencias escabrosas en Shakespeare, pero también en Moliére. Mmm, parece que nos olvidamos de que eran "demasiado humanos", aunque ahora estén en el panteón.

lunes, 3 de agosto de 2009

Patrimonio

Vaya, parece que estoy volviendo a cogerle el punto a la escritura de blogusinos...

La razón de éste, a falta de otro en plan insustancial sobre Lope de Vega (¿insustancial?, jeje) y los candelabros que colecciono, es sobre los incendios que están quemando mi isla favorita, La Palma, y la zona de Arenas de San Pedro.

Mi amiga Cris me mandó hace unos días una foto de lo que se ha quemado en Ávila. Me acordé (seguro que no fué por el mismo sitio) de un fantástico fin de semana por los alrededores con ella, sus hermanos y sus primos, bañándonos en un riachuelo con el agua congelada - eso me parecía a mí, acostumbrada al caldito del Mediterráneo - y comiendo sandía, creo.

En cuanto a lo de Fuencaliente y Mazo, conozco la zona, tengo familia allí y he pasado también veranos maravillosos, paseando por la Caldera de Taburiente y recorriendo la isla de punta a punta.

Lo que no entiendo es qué les lleva a incendiar bosques.

Al tipo o tipos que son responsables del de Arenas, lo mínimo es condenarles por homicidio, aparte de los 20 años que pueden caer por incendiar el bosque (leí que está penado desde 1995. A ver si se cumplen...).

Si se demuestra que el de La Palma es fortuito, por unos que estaban lanzando petardos o fuegos artificiales, yo me maravillo de lo tontos que llegamos a ser. ¿Es que nadie piensa que este verano el campo está sequísimo y cualquier cosa monta un desastre como ése?

No es que yo ahora vaya a escribir sobre qué vamos a dejar a nuestros hijos si nos cargamos el bosque. No, es un asunto mucho más prosaico... Nuestro principal ingreso es el turismo y ya comenzamos a diversificar del típico de sol, playa y cerveza. Esto quiere decir que empezamos a sacar rendimiento al turismo rural, a las rutas de senderismo, etc. Si no hay bosque, si no hay entorno natural apreciable, no sé que industria turística vamos a crear; al final será como hacer excursiones a Mordor...

El concepto de patrimonio (de ahí el título del blogusino) incluye tanto a la naturaleza, como a los monumentos, las estatuas, los libros, archivos, pinturas, etc. Lo que hay que cuidar, porque nos pertenece a todos.

También se me ponen los pelos como escarpias cuando veo a unos cuantos ricos futbolistas subirse encima de la Cibeles, de Neptuno o donde les pete. Parece que la cosa se arregla pagando desperfectos al Ayuntamiento, a Patrimonio o a quien sea.

Pues no, no lo comparto. No es que "por ser vos quien sois", a ellos les dejen subirse y a las hordas de hinchas que les acompañan, no. Es que nadie puede hacer el gamberro en un bien público. Si quieren bailar la conga en el estadio, presentar la copa a la Virgen de turno, ir a una recepción en el Consistorio, me parece estupendo, pero que dejen en paz lo que es de todos.

De ahí a que cada uno haga de su capa un sayo y decidan destrozar un brazo a la Cibeles, o llevarse una vaca pintada de la cow parade (no les arriendo la ganancia), hay un paso.

Debe de ser que, como también me he encontrado incendiados los contenedores de reciclaje de al lado de casa, estoy sensible ante la irracionalidad de la que hacemos gala, destrozando por destrozar, quemando porque sí (o por razones que nunca son legítimas).

En fin, prometo el Lope insustancial y saludo a Manolo por alusiones, que nos seguimos leyendo...

martes, 28 de julio de 2009

Clientes... (Si es que no tienen "mentalidá")

Hola:

Mis buenos propósitos de hacer un blogusino semanal son imposibles de seguir, me siento muy cansada y con pocas ganas de darle al magín.

Pero voy a comentar algo que cada vez que lo oigo, me entran los siete males: ¿Alguien se ha dado cuenta de que ahora, para el Metro de Madrid, somos clientes en vez de viajeros?

En la edición del DRAE que tengo, define cliente como aquel que utiliza asiduamente un servicio o compra con regularidad en un establecimiento. Vale... ¿Qué pasa con los usuarios del metro que se atreven a bajar a las profundidades una vez al año, como mi madre, que lo evita cuanto puede?

Me temo que estamos bajando demasiado el listón en ser precisos con el lenguaje. Uno que va de un sitio a otro en metro, en autobús o en mula, es un viajero. Una persona que va al médico es un paciente, etc... No sé si piensan que los clientes tienen más derechos que los viajeros o cosa así. Se equivocan.

Y me fastidia enormemente que estemos infrautilizando la riqueza del español (otro día escribiré sobre si castellano o español, que llevo unos días de conversaciones a cuenta de eso) tomando como base conceptos de tipo pecuniario, como si no existiera nada más en el mundo.

Nos vendría mejor a todos (a mí la primera) pensar dos segundos más cómo decir las cosas con precisión y mejorar nuestro uso del lenguaje, que falta nos hace...

Con respecto a los paréntesis del título, viene de una anécdota que me contó una muy buena amiga (que sigue el blog) sobre los paisanos de su pueblo, que dicen esa estupenda y absurda frase para referirse a la forma de comportarse de los jóvenes... Pues los del Metro lo mismo, no tienen "mentalidá".

domingo, 12 de julio de 2009

Lo que me dejan los calores...

Intento poco a poco continuar con mi rutina de escribir cada semana un blogusino... Aunque con estos calores tengo la neurona derretida y no rijo, así que seré breve.

Ayer estuve en el concierto que dió Cesaria Évora en Madrid. El sonido era bueno, ella se fumó sus cigarritos, se bebió algo que no discerní en la lejanía... Y sus músicos eran muy buenos también. Me dejó alucinada el tipo que tocaba el cavaquinho, una especie de guitarrita pequeña. Grandes éxitos y más música que hicieron bailar al respetable, pero no en los niveles que hace muuchos años nos provocó Daniela Mercury. Recuerdo que la estructura de las gradas comenzó a moverse también y los organizadores no encontraron mejor modo de pararnos que desenchufando el sonido... Inenarrable.

Una confesión: yo bailo muy poco, pero cuando me pongo...

Me voy a perder unos cuantos conciertos que me apetecen, pero me coinciden con un curso de cata de vinos, al que me he apuntado para poder trasegar poniendo caras, mirando copas al trasluz y diciendo ¿notáis el aroma a mantequilla?

La otra opción era pagar un curso intensivo de francés, pero con la neurona churruscadita por el calor, no estoy yo ni con el être ni con el avoir...

Si ocurre algo de importante en el mundo o sus alrededores, intentaré escribir algo, pero no prometo nada... ¡¡Necesito vacaciones!!

miércoles, 1 de julio de 2009

totum revolutum o coche-escoba

Sé que me he superado esta vez: más de un mes sin un blogusino que echarse a la vista es demasiado, quizá. Y yo que me propuse escribir cada semana, que me parecía suficiente para no atosigar a mis devotos lectores...

Mi cabecita loca ha estado en otro lugar y/o otras preocupaciones desde hace unos meses. Algo tenía que resentirse, y eso ha sido mi quehacer blogueril...

Así que se impone un blogusino misceláneo para tomar impulso. Espero que con los calores retomaré mi rutina semanal.

  • Redes sociales: El apartado viene a cuento por una reunión familiar (boda) que me sirvió para recuperar el contacto con unos cuantos familiares que tenía despistados por el mundo (¡hoolaa, primos!). Casi todos, los más jóvenes al menos, están en Facebook y se mantienen al día entre ellos y se extrañaban de que yo no me hubiera metido. Soy bastante recelosa de determinadas tecnologías, porque no me considero "social", yo no "quiero tener un millón de amigos", como cantaba Roberto Carlos... Si no recuerdo mal, me han invitado a formar parte de Orkut, de Hi5 y de Facebook, por orden cronológico. En las dos primeras, mi no aceptar la invitación se debe más a problemas con el idioma que a otra cosa. Con Orkut suponía que iba a relacionarme con lusoparlantes, y no tengo casi idea de portugués; con Hi5 era el alemán... Y mi inglés no es para tirar cohetes. Tampoco me gusta que se generen invitaciones automáticas entrando en la agenda de contactos, por ejemplo.
  • Conciertos: Quiero destacar dos, organizados por la UPM (XIV Jornadas de Jazz), donde disfruté de Luciana Souza con Romero Lubambo y de Terence Blanchard con su grupo. Del primero, mi interés era por el tal Romero, un guitarrista estupendo al que ví años ha con Dianne Reeves en Lisboa, pero la cantante me hizo disfrutar muchísimo. Blanchard es un habitual en las bandas sonoras de Spike Lee; su concierto fue muy intenso, salí realmente agotada. He asistido a otros conciertos, algunos francamente olvidables (no digo nombres).
  • Músicas: Hace poco más de un año, para celebrar una circunstancia que no viene al caso, me compré un disco y a partir de ahí se me ha abierto un mundo... Por cierto, cuando escribo sobre músicos y/o músicas - igual que los libros y las películas -, no es para tirarme el folio pedante, sino para que si podéis, oigáis (Youtube es fantástico para eso) y, ya puestos, hagáis algún comentario.
  • Por alusiones: En el último blogusino, Magdalena me "afeó" el poner barbarie nazi. Yo sé que ella es sensible a determinados usos del lenguaje, pero lo que le respondí queda entre nosotras. A Josquin, dilectísimo, responderle que a.- no pongo imágenes por decisión propia (¿a quién le importa mi cara?), aunque en algún momento podré cambiar de opinión si el clamor popular me lo indica (me debo a mi público)... b.- el Amarilli fue un ejercicio de superación y me sentí muy a gusto la última vez (labor del no menos dilectísimo acompañante), pero me dejó muerta. Espero ver ese prefacio del Caccini, porque sigo sin tener claro lo de los embellecimientos que decías. Ah, recojo el guante de tus desafíos como un juego, pero bien sabes que el auditorio se mosquea. A Manolo, me encanta que hayas vuelto, seguro que con mucho que contar. Nos leemos.
  • Tengo en la mano la tumbaga que ayer me regalaron, que me parece casi un anillo poderoso de manga (mmmm, ¡que me convierta en supermodelo!), a falta de ser como los de Tolkien. Quien los fabrica se ha ganado con creces aparecer en el lado izquierdo.
  • Filmoteca: Dan un fantástico ciclo de Heston este mes. Por favor, ¡hay que ver Ben-Hur en pantalla grande!
Hasta el próximo.

jueves, 28 de mayo de 2009

De lectura

Uf, llevo casi un mes sin escribir ni una palabrita. Espero que la espera haya exacerbado las ganas de leer. Aviso que el blogusino de hoy tiene trasfondo bibliotecario. Teneis permiso para desertar...

Acabo de darme cuenta de que mañana va a inaugurarse la Feria del libro de Madrid. Espero que como es habitual, haga un calor de espanto, un par de días de lluvia torrencial y muchos, muchos libros. Suelo hacer acopio todos los años, sobre todo de libros de verano, esto es, tochos que no llevo al trabajo porque pesan. Aún recuerdo el placer que me supuso leer Los Maia de Eça de Queirós, por consejo de un buen amigo bibliotecario (y ex-jefe, para más señas). Un buen novelón decimonónico es estupendo para los calores. Lo recomiendo vivamente.

Sobre lectura, no sé si os acordáis la noticia que salió hace unas semanas sobre el nuevo plan de lectura que se pretende instaurar en Venezuela. El objetivo es llevar a las gentes hacia el bolivarianismo revolucionario de su presidente. Cuando lo leí, se me pusieron los cabellos como escarpias. No por el confesado propósito ideológico del plan, sino porque dudo bastante de la calidad literaria de determinados opúsculos que aparecían casi como lectura obligada.

Los planes de lectura me parecen necesarios, en cualquier lugar. Estamos viviendo una epidemia en que las personas leen, pero no entienden lo que leen. Lo que se llama analfabetismo funcional. Soy también una idealista incurable que cree que el acceso a la educación y a la cultura nos hace mejores ciudadanos y mejores personas, en general. Con un poco de suerte, el plan venezolano de lectura abre la mente a algunos beneficiarios, que irán más allá de consignas bolivarianas y se atreverán a saber.

Reflexionando sobre esto, me acordé de un libro espeluznante que leí hace unos años: LTI, de Viktor Klemperer (hay traducción española). Este filólogo alemán sufrió la barbarie nazi y se libró de acabar gaseado porque estaba casado con una mujer "aria". En el libro, que forma parte de sus memorias, analiza el cambio del lenguaje que se produjo con la llegada del Tercer Reich. Señala, entre otras cosas, el desprecio por las letras y la cultura de los nazis y el predominio de lo "atlético" (recordad las películas de Leni Riefenstahl), pero a la vez utilizando interesadamente el lenguaje, adaptándolo a sus propósitos. Es muy, muy recomendable leerlo.

No sé si alguien se ha parado a estudiar el modo distinto que tratan las dictaduras el acceso a la cultura y a la educación según su signo político. En lo que no hay variaciones es en la censura, retirada o quema de libros, de arte degenerado. Si alguien lo ha hecho, seguro que es interesante ver a qué conclusiones ha llegado. Recordad que se suele ver como una paradoja que un pueblo tan culto como el alemán se viera seducido por los nazis, llevándole a la catástrofe. Me parece que todavía no se ha encontrado respuesta.

Creo que el próximo blogusino versará sobre las músicas que he escuchado en este mes de sequía escritora... Me estoy poniendo muy bibliotecaria y no quiero aburriros más.

Hasta el próximo.

martes, 5 de mayo de 2009

Para ponerme al día

Desde el 23 de abril (desconfiad de la fecha del blogusino anterior, no sé cómo cambiarlo, pero indica nueve horas menos que l'heure spagnole) no he escrito nada y me ha pasado bastante.

El resumen amplio de mis actividades culturales es el siguiente: fui a la ópera, de la que me gustó la música (imposible no gustar si es Monteverdi) y los cantantes y bastante menos la puesta en escena; aunque el punto del cetrero con el bichejo alado tenía su aquel. También fui a la espléndida representación de Winter's tale. Realmente lo pasé muy bien, a pesar de la barandilla de seguridad que han puesto para destrozar casi todos los teatros de Madrid... Pero ¿realmente alguien se ha despeñado desde el gallinero del Español o del María Guerrero? ¿No habría forma de que fueran, qué sé yo, retráctiles para no fastidiarnos las representaciones?

En el aspecto musical, dos conciertos: el de Dorothea Röschmann, que fue un prodigio. Suplía a otra cantante enferma, cantó con una belleza y una sutileza que no está en los escritos, dando a cada compositor su aquel: a Robert Schumann un puntito de vibrato hiperromántico - que le iba como un guante a su amor y vida de mujer (para mí, de los ciclos más hermosos escritos para voz femenina, junto con las 4 últimas canciones de Richard Strauss) - canciones con textos cursis hasta decir basta pero... ¡taaan boniiitooos! El Hugo Wolf también con lo suyo... Y el concierto fue de los más accidentados que he visto, con móviles sonando por doquier (¿para cuándo inhibidores en los teatros y las salas de concierto?), la pasapáginas juntando dos hojas y dejando al pianista a merced de los elementos... De todo.

El otro concierto, de Simon Keenlyside. Distinto del anterior pero también emocionante. Conseguirán que me reconcilie completamente con Schumann y con Wolf. Lo siento, pero es que a veces se me atraviesan como una espina en la tráquea.

Y asistir a una magnífica sesión sobre pedagogía de la danza y la música, a cargo de una reconocida profesora de la escuela de Orff (sí, el de Carmina Burana), dentro de un seminario de pedagogía musical. Lo pasé estupendamente, cantando, bailando y luego cenando con unos cuantos amigos, organizadores y/o asistentes al curso, entre los que se encontraba mi dilecto maestro y el no menos dilecto acompañante. Acabar a las 2:30 de la mañana, feliz, después de haber hablado de lo divino y de lo humano...

El domingo me fui a ver la exposición de Tarsila do Amaral. Era el último día y me resultó interesantísima; no por ella en sí (no conocía su obra), sino el haber puesto su obra en contexto con dos espléndidos mapas y una carta náutica de Brasil (la más moderna de fines del XVIII), fotografías de finales del siglo XIX, objetos varios... Me recomendaron la visita mi dilecto maestro y mi santa hermana, con quien luego comenté, entre otras cosas, que llevamos tiempo asistiendo a exposiciones centradas más o menos en la primera mitad del siglo pasado, con lo que tiene de época convulsa. Debe de ser por la crisis...

Y para finalizar con el pasado: estuve el día 2 colaborando con el proyecto "pon tu libro en..." que este año va a Paraguay. El proyecto lleva ya 9 años y se trata de enviar lotes de libros, convenientemente seleccionados y clasificados, a bibliotecas públicas de países de Iberoamérica, uno distinto cada año. Los lotes se forman con las donaciones de ciudadanos de varias ciudades de la Comunidad de Madrid. Me sirvió para, de nuevo, comer con amigos y disfrutar de un bonito y caluroso día. Todavía se pueden entregar donaciones (hasta el 14 de mayo) en la Biblioteca Regional (c/Ramírez de Prado, 4). No valen los libros de texto ni las enciclopedias antiguas. Lo mejor, literatura. Estáis avisados.

Un amigo que estuvo brevemente en el negocio editorial, me dijo cuando le hablé del proyecto que era una medida más o menos estética, lo que había que hacer era impulsar la edición autóctona, pues saldría más barato. Supongo que él miraba con ojos de editor, mientras yo miro con ojos de bibliotecaria. No creo que las bibliotecas madrileñas deban impulsar negocios editoriales, pero sí colaborar con otras redes menos favorecidas. Claro que también me estuvo contando cómo debía organizarse un sistema de bibliotecas públicas en una gran ciudad. Lástima que su análisis se quedara corto en algunos aspectos, lo que convertía su plan en pura utopía. Pero fue muy interesante. Buff, me ha salido un trozo muy profesional... Pido excusas.

Y del pasado, al futuro: Este mes hay una buena colección de documentales en la Filmoteca. Ya sabéis cómo descargar el programa...

miércoles, 22 de abril de 2009

¿Efemérides? ¡¡Por supuesto!!

Con un poco de suerte, acabo este blogusino más allá de la medianoche... De todos modos, no creo que ninguno de los amigos (y sin embargo lectores) se levante de madrugada para leer lo nuevo que ha salido de mi cabeza.

Aviso de navegantes: me temo que el blogusino me va a salir bastante bibliotecario.

El caso es que mañana es 23 de abril y tenemos, que yo sepa, dos importantes efemérides que conmemorar: por una parte, el Día del Libro. Aunque no la veáis, mi mente está pensando en una bonita rosa para regalárosla. Lástima que he decidido desde el principio de mi periplo "blogueante" no incluir imágenes... Pero no voy a dejar de hacer lo que solía en mis felicitaciones, esto es, poner algún fragmento de poesía. Más que nada, para que algo leáis en el Día del Libro, que no se diga:

"... No os engañen las rosas, que a la aurora
diréis que, aljofaradas y olorosas,

se le cayeron del purpúreo seno;..."


Es parte de un conocido soneto de Góngora, muy obvio, por otra parte.


Os animo a leer algo, a ir a las bibliotecas (hay muchas actividades programadas), a comprar una rosa y un libro para quien queráis. Incluso, como decía José Martí (sí, el de Guantanamera), a cultivar una rosa blanca para el enemigo, igual que para el amigo.


Pero también hay otra efeméride: O Dia nacional do Choro, en conmemoración de cuando nació Pixinguinha. Desde que me enteré de esta curiosa circunstancia, no dejo de felicitar a mis amigos brasileños por tan importante día, y va sin broma.

Supe de este día nacional viendo Brasileirinho (2005), un magnífico documental de
Mika Kaurismäki (el hermano de Aki) sobre el choro. Sí, yo también me quedé sorprendida pensando qué demonios hace un finlandés en Brasil, filmando una peli sobre una música de allí. La respuesta está, creo, en los títulos de crédito. Por cierto que es reincidente, ya hizo otro documental anterior sobre música brasileña.

El caso es que estábamos mi hermana y yo viendo la peli, y como mucho diez personas más en la sala. Yo soy muy seria cuando voy a cualquier espectáculo y me fastidia bastante el ruido que hace la gente. Había una mujer joven detrás de nosotras, canturreando casi todo el rato... Me estaba poniendo de los nervios. Cuando se acercaba el final, donde tocan precisamente brasileirinho, la mujer ya cantaba abiertamente. Me dí la vuelta y ví que estaba llorando, con un ataque de saudade de los de libro. Ni que decir tiene que no le dije ni mú.


Y vamos con la parte bibliotecaria, que tiene relación con la música brasileña: navegando por internet me he encontrado esta fantástica página sobre la música popular brasileña: el dicionário Cravo Albin de música popular brasileira. En realidad es lo que técnicamente consideramos una biobibliografía: un compendio de autores con su biografía y obras.
No me he dedicado a explorar el sitio, pero tiene muy buena pinta, con mucha información, citas bibliográficas, etc. La parte de los enlaces es para asustarse, están "casi" todos los que son (curioso, no he encontrado la página de Caetano Veloso) y más. Pero lo que me interesa es la zona superior derecha. Como veis, dentro de los organismos patrocinadores están el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional. De Brasil, claro.

Bueno, pues no estoy segura de que haya alguna iniciativa así en España, de conservar y dar noticia de la gente que tiene un nombre en música popular (en contraposición a la clásica), desde Lola Flores a Agapito Marazuela o Los Secretos. Y esto lo escribo después de haber visitado la exposición sobre copla en nuestra Biblioteca Nacional, y que sigo recomendando.

A veces me da la impresión de que los países teóricamente en vías de desarrollo nos ganan por la mano en ciertas cosas, como esa base de datos o biblioteca de remedios ancestrales que se está montando en la India (accesible en internet, pero no me acuerdo de la dirección), para evitar que los avispados tipos de las farmacéuticas se los apropien, patentándolos.

Bueno, pues mi propósito se ha conseguido: ya es más de medianoche y os deseo un felicísimo día del Libro y del Choro.

viernes, 10 de abril de 2009

Reflexiones peliculeras

Aprovechando que esta semana casi vacacional no he tenido "actividades extraescolares", esto es, clases por la tarde, ocupé la tarde del miércoles en ir a la Filmoteca y verme de una tacada un par de películas que quería recordar:

La primera es una película de Fritz Lang del año 1921, Der müde Tod, que ví en un agosto caluroso en 1985 ó 1986 y me dejó impresionada. Más allá del romanticismo exagerado de la historia (una recién casada hace lo posible y lo imposible por recuperar a su marido muerto: la Muerte le propone diversas pruebas para liberarle) y del exotismo años 20 de algunas partes, me apetecía buscar por qué tenía aquel recuerdo. El personaje es la Muerte, claro. No la presenta como un ser sediento de sangre y vidas, sino agobiado por el peso de su "oficio". No en vano el título de la película traducido exactamente es la muerte cansada y el actor que la encarna me parece fantástico (ya sabéis, muerte en alemán es de género masculino). Por supuesto que al final solté la lagrimilla de rigor, pero así es la vida.

Todo está muy sobreactuado, pero el cine mudo es así. Para hacerlo más curioso, proyectaron la película con acompañamiento de piano, como se hacía en tiempos. Tiene su gracia...

La otra película que ví es La maladie de Sachs, (Michel Deville, 1999). Cuando la ví por vez primera, me gustó mucho. De hecho, me compré el libro de Martin Winckler sobre el que se basa, y creo que el libro es mejor, sólo porque desarrolla más los personajes. Ahora que la he vuelto a ver, he recordado la causa de mi interés: lo primero es la banda sonora, que se circunscribe casi exclusivamente a Les élements de Jean-Fery Rebel. Esta música forma parte de mi vida desde mediados de los 80, es alucinante y la recomiendo, aunque no sé si estará disponible alguna grabación (creo que había tres en el mercado). Lo segundo es el actor protagonista, Albert Dupontel, que me parece muy bueno. Por desgracia, las películas más modernas que le he visto me han parecido mediocres, ni él consigue levantarlas.

Ah, y también me ha dado tiempo para leer un libro que recomiendo vivamente: Bossa nova: la historia y las historias, de Ruy Castro (Turner, 2008). No he leído el original en portugués (Chega de saudade: a história e as histórias da Bossa Nova, Companhia das Letras, 1990), pero con lo tiquismiquis que soy para las traducciones (algún día escribiré sobre esto) ésta me parece estupenda. Me he divertido muchísimo, me reía a placer y he aprendido un montón de cosas que no sabía. Las 500 páginas de texto, sin los índices ni los anexos, me han durado desde el miércoles a media mañana (cuando lo saqué de la biblioteca pública) hasta ayer por la noche, jueves. Vale que está profusamente ilustrado con fotografías (la más bizarra, una de Chet Baker anunciando corbatas), pero...

Quizá me estoy preparando para el concierto que va a dar João Gilberto en Madrid, y quiero "ponerme en situación" con tiempo, aunque le tenía echado el ojo al libro desde que salió traducido. Esperemos que el buen señor no decida que el público madrileño es muy ruidoso (que lo es) y se vaya nada más empezar.

Hasta el próximo.

domingo, 5 de abril de 2009

Errático del todo

Pues como indica e título, hoy va a ser una especie de totum revolutum más desastre de lo normal (aunque he comprobado que la mayoría de mis blogusinos son circulares).

Mis reflexiones empiezan porque antier vinieron a cenar mi maestro y sin embargo amigo, y otro amigo y acompañante. Me había esmerado bastante en el condumio y surtió los efectos deseados, esto es, gran éxito de público y crítica.

Lo primero que hizo mi maestro, tras los protocolarios besos, fue preguntar qué se estaba oyendo. Tengo que explicar que le parece casi una aberración que me guste el gamelan javanés, aparte de las joticas y demás, y nunca deja de embromarme por ello. Claro que la anterior vez me encontró oyendo el primer disco de The Police y casi le da un ataque...

La cara que puso era un poema, el sábado, cuando le comenté que es el último disco de un japonés que hace (así me lo "vendió" el amigo que me pasó esta y otras músicas- incluyendo el gamelan) bossa nova.

Debe ser que lo de la bossa nova fue contagioso, porque al final estuvimos tomando sendas caipirinhas
(con su cachaça y su limão), que no me salieron del todo mal.

El tipo se llam Jun Miyake, el disco es curioso y se deja oír, aunque no podría decir si es bossa nova o simplemente un experimento variadito, pues hay colaboradores de medio mundo, entre ellos, sí, algún brasileño de campanillas. La última canción está, supongo, en japonés, y me recordó de inmediato la última película que he visto en la Filmoteca, quizá por la sonoridad:

In the mood for love, de Wong Kar Wai. Es del 2000. Realmente, le he ido cogiendo el punto con el tiempo, desde que la ví por vez primera. Me encanta esa forma de mezclar la música tradicional con una versión bizarrísima del cumpleaños feliz y a Nat King Cole cantando aquellos ojos verdes que yo nunca besarée, entre otras cosas. Me alucinan los trajes que lleva la protagonista, que le quedan como un guante (tiene un tipazo espectacular), con esas rajas a mitad de muslo y esos taconazos de aguja de quince centímetros, que no sé como se pueden aguantar en medio del monzón. Y también me gusta el argumento, o más bien, una sensación opresiva y agobiante que se trasmite de la relación entre los protagonistas, aunque no sé muy bien si es creíble tanto jugar al ratón y al gato. Bueno, qué demontre, es ficción...

No recordaba muchos detalles, entre ellos, lo mucho que se come...

Por cierto, la programación de la Filmoteca este mes es impresionante. Ya os puse en otro blogusino anterior la forma de descargarse el programa. Aprovechad...

Hoy he comido con una buenísima amiga, de las mejores personas que conozco y que me ha dado el título para un próximo blogusino: "si es que no tienen mentalidad".

Lo prometido es deuda.

jueves, 2 de abril de 2009

La sala de música

El pasado mes, cité una película de Satyajit Ray, Jalsaghar y su traducción es la que encabeza el blogusino de hoy. Es del año 1958, blanco y negro, en hindi (supongo) con algunas frases en inglés... Yo había visto alguna película de este director (El mundo de Apu, si no recuerdo mal) y me había impresionado mucho.

Ya os dije que tenía buena pinta, es decir, que la sinopsis que ponía en el programa de la Filmoteca avivó mi curiosidad. Fuí a verla la noche del martes.

Allí nos encontrábamos una buena porción de frikis, algún crítico de música, gente que se ha dedicado algo al cine... La historia cuenta la devoción del protagonista por la música clásica de la India en contraposición con "lo moderno", aparte de otras cosas. No os voy a desvelar toda la trama, aunque dejo caer que es un dramón en toda regla.

La música es excelsa: Begum Akhtar, Roshan Kumari, Waheed Khan, Bismillah Khan; Dakhshinamohan Thakur, Ashish Kumar, Robin Mazumdar e Imrat Khan. Al parecer, pudo contratar a los mejores exponentes de la música clásica del país. En los títulos de crédito traducidos, se dice que el autor de la banda sonora es Ravi Shankar (ése si es conocido, ¿no?), pero en la página web del director es otra persona.


Este amor de un terrateniente por la música, me recordó a una de las novelas más hermosas que he leído en los últimos veinte años: A suitable boy, publicada por Vikram Seth en 1993. Es también un dramón de 1500 páginas, donde aparece la música como... una banda sonora que acompaña toda la narración.

Aviso de navegantes: la traducción española no está acertada, pierde todo el encanto, pero se lee bien en inglés.

¡¡Atreveos a ver cine indio antiguo (no sólo Bollywood, por favor), a leer y a escuchar otras músicas!! Al principio puede resultar chocante, pero todo es pillarle el punto.


domingo, 29 de marzo de 2009

comer, ver...

Los que me conocen, saben que me gusta cocinar y comer. Quienes me conocen mejor, saben que me encantan las "películas gastronómicas", aquellas donde comer, cocinar o ambas cosas forman parte consustancial de la historia.

Debo decir que me gusta más ver cocinar que ver comer, aunque no me resisto a las mesas de Fanny y Alexander (Fanny och Alexander, Ingmar Bergman,1982), La edad de la inocencia (The age of innocence, Martin Scorsese,1993), Celebración (Festen, Thomas Vintenberg, 1998), El banquete de bodas (Ang Lee, 1993), Dublineses (The dead, John Huston,1987), El festín de Babette (Babettes gaestebud, Gabriel Axel, 1987), El padrino -toda la trilogía- (The godfather, Francis Ford Coppola, 1972-1990), La boda del monzón (Moonson Wedding, Mira Nair, 2001).

En algunas de éstas, como en la de Axel, también se cocina, o se corta, o se cuece, como en Tampopo (Juzo Itami, 1985), Comer, beber, amar (Ang Lee, 1994), Como agua para chocolate (Alfonso Arau, 1992), Deliciosa Martha (Drei Sterne, Sandra Nettelback, 2001), etc. Paso de hacer una lista exhaustiva, consciente de que quizá se me escapen una buena docena.

La última que ví fue Estómago (Marcos Jorge, 2008) que para mí es poco gastronómica por mucho que cuente la peripecia de un cocinero, aunque tiene sus puntos.

El proceso de elaboración de cualquier cosa que luego nos llevamos a la boca tiene la épica del "sangre, sudor y lágrimas" en el sentido literal:
  1. sangre propia (del tajo que te acabas de hacer y casi se lleva por delante cualquier dedo) o ajena (al limpiar de sangre y vísceras el interior de un pollo, o un pescado de regular tamaño)
  2. sudor: quisiera veros alzar la mano los chulos que habéis levantado más de 6 claras de huevo a punto de nieve ¡con dos tenedores! (listos, la batidora eléctrica no vale)
  3. lágrimas: las del punto 1 o las que producen unas bonitas cebollas cortadas en brunoise.
Disfruto viendo el inicio de Comer, beber, amar, con el cocinero cortando con precisión milimétrica, el periplo de Tampopo buscando cómo hacer el mejor caldo para la sopa de fideos, las canciones del grandísimo Paolo Conte en Deliciosa Martha o toda la música de la Boda del Monzón... Me dan ideas para lo que luego me gusta hacer en casa.

Noo, no he hecho "codornices en sarcófago", pero me acuerdo de una cena en la que tomamos cocina occidental con palillos... Inenarrable lo de atrapar las tapitas de jamón serrano con los susodichos... O llenar una mesa auxiliar con velas.

Ah, las velas. Me gusta cenar con velas encendidas, es curioso cómo cambia el color de la comida; si las velas no son de parafina tipo ikea, al cabo de un rato desprenden gran cantidad de luz; aparte de que
los ojos ya se han acostumbrado a la penumbra relativa, claro. Supongo que habrá alguna explicación científica, que no es sólo percepción sensorial.

Aborrezco el concepto "cena con velas" como táctica de seducción (qué fino me ha quedado), tipo musiquita sensual, condumio más o menos elaborado, vino, velas... Lo siento, me gusta no mezclar churras con merinas: la cena es degustación de alimento. Lo que luego pueda pasar no tiene por qué ser consecuencia de lo primero.

También disfruto con los recetarios (eso ya lo he contado en algún blogusino anterior -cuando se llamaba entrada), pero más con los libros de gastronomía, antropología o historia de la gastronomía. Uno de los más interesantes que he encontrado es Food. A History, de Felipe Fernández-Armesto. Es pequeño, interesante y una forma distinta de leer historia. Ah, hay traducción al español.

Es evidente que he escrito todo esto para que, si podéis, leáis y veáis lo que os digo; y que comentéis alguna cosa...

viernes, 20 de marzo de 2009

Otra de músicas

Algún día tenía que hacer un blogusino narcisista sobre las músicas que me gustan, que he escuchado desde que era niña, de canciones que me han impresionado... ¿Y por qué no ahora?

Hace un par de semanas, el sábado, vino a desayunar mi amiga y profesora de inglés. Mientras tomábamos café y un bizcocho recién hecho, le hice escuchar el último disco que he comprado, que es un poco antiguo... de principios de siglo (¡cómo queda!) y le contaba sobre el concierto del día anterior, que me había dejado profundamente satisfecha y con una resaca un poco más superficial. El grupo, por si os interesa: Alamedadosoulna

La gente asocia más mis gustos con la polifonía francoflamenca (más que con Schubert, fijaos) que con algunas cosas de nuestro tiempo. Entonces le conté que escuchar Dame a vous sans retollir en París me salvó un viaje hará unos tres años. La impresión de escuchar aquella maravilla cantada con tanto gusto por esa señora fue tal, que ella siguió desgranando su repertorio del siglo XIII en los pasillos del metro mientras yo me iba de allí llorando a lágrima viva. Me hubiera quedado horas, pero ya llegaba tarde.

Me hizo gracia que mi amiga comentara sobre mis amplios gustos musicales y le dije que mi conocimiento musical es igual a mi conocimiento de vinos: se debe a que he trasegado mucho. Quizá por eso se me perdonarán mis pecados, como a la Magdalena.

Hasta los años 80 no hubo tocadiscos en mi casa, porque mis padres no lo consideraban prioritario, así que he escuchado la radio e iba a conciertos gratuitos de música clásica con mi padre. Eso hizo que entrara directamente en el punk (y librarme de The Beatles y The Rolling Stones). En el caso de los conciertos, oí bueno, malo y regular... Había días que escuchaba música comercial, Cesar Frank, Stockhausen o Steve Reich, por poner un ejemplo. Junto con el jazz, la copla y acordarme de las jotas que me enseñó mi abuela (intentó antes de morir que aprendiera a tocar las castañuelas y no se me daba mal, pero mi madre hizo desaparecer ese instrumento diabólico). De ahí viene mi querencia a las músicas tradidionales, gamelan aparte.

Pero en los 80 la música no comercial estaba muy mezclada. No hablo sólo de la tan traída movida, que en aquella época se llamaba nueva ola (reflejo de la new wave inglesa, supongo; nada que ver con la bossa nova)... Mmm, interesante cómo se denomina todo más o menos igual con unos años de distancia; interesante también como la copia de lo antiguo tiene neo- por prefijo. Al final todo es nuevo, todo es fresco, todo es inaugural.

Más o menos desde los 70, los que hacían música de vanguardia también se dedicaban a la música antigua con criterios historicistas. Un ejemplo es Cathy Berberian, o en España, La orquesta de las nubes, formada por uno que estudió electroacústica con Luis de Pablo y otros dos que han compaginado la música antigua con la contemporánea.

[Un día, regresando de una cena multitudinaria con mi maestro y amigo, hablábamos de esto, porque me había ido a la Filmoteca a ver El pequeño libro de Anna Magdalena Bach. Sabía que en la película actuó Gustav Leonhardt haciendo el papel de Bach, pero no estaba preparada para ver a parte de los iniciadores de la llamada música antigua vestidos con peluca y casaca, contemplar un manifiesto cuasi político sobre la interpretación musical y que la banda de sonido estaba tan deteriorada que la música sonaba a rayos. Y yo iba por la música, claro. Fue un auténtico shock].

Me vino a la mente La orquesta de las nubes cuando escuché Toc, de Tom Zé. Buceando en internet descubrí que el tipo era alguien interesante, al menos, en la música brasileña de los últimos 30-40 años, compañero de viaje en el inicio de Tropicalismo y que también había trabajado en un laboratorio de música electroacústica en la Universidad.

Todo esto se me mezló con algo de jazz y otras cosas. Empiezo a intuir que el bullebulle de percepciones en mi cabeza tiene algo que ver y... ¡Bingo! Todas las músicas aparecen entre 1972 y 1985.

Por cierto, en la última adquisición susodicha se atreven con un theremin. Quien no haya oído el sonido de este instrumento, no sé a qué espera...