martes, 3 de septiembre de 2019

¿Qué han hecho los romanos por nosotros?

El título parece un chiste obvio, pero incluso 4 años más tarde de su publicación (sí, escribo con retraso, pero cuando hablamos de milenios de historia, es banal), haber dedicado el verano a leer SPQR de Mary Beard, es de lo más refrescante. Y sí, con Monty Phyton y aprovechando que es el 40 aniversario de La vida de Brian...

Y claro, escrito con ese fino estilo que tienen los historiadores británicos, irónico y muy digestible pero a la vez con un sustrato erudito poderosísimo. Por supuesto que es una síntesis y un trabajo de divulgación si se quiere, pero para hacer eso con capacidad es necesario tener mucho conocimiento.

Si nos ponemos quisquillosos, abruma el predominio de la bibliografía anglosajona sobre el mundo clásico (algo tendrán que decir los propios italianos, ¿no?), aunque es lógico, si pensamos en el lector "diana" que pudo leer este volumen. De todos modos, he manejado la versión inglesa, no la española (ed. Crítica) donde puede haber adiciones en la bibliografía.

Me parece muy inteligente la tesis que sustenta, que hasta que Caracalla da la ciudadanía romana a todos los súbditos del Imperio (212 EC), es la ciudadanía lo que marca diferencias en el territorio dominado por los romanos, antes y después del Imperio... Y que luego (llevándolo al extremo de 1453, esto es, la caída de Constantinopla y del Imperio Romano de Oriente), es otro cantar.

Me hace gracia la forma que tiene de denominar al primer triunvirato (César, Pompeyo y Craso), que explica en la bibliografía anotada del final (por favor, no hay que perdérsela, es tan interesante como el propio libro).

Me interesa realmente la forma de presentar los temas y lo que realmente nos han dejado los romanos (calendario y algunas cosas más, sobre todo en lugares con una romanización intensa como es España). A veces el relato histórico es un poco desconcertante, pero ella muestra que nada es monolítico (salvo los monumentos).

De todos modos, me ha servido para recordar cuando era mucho más joven y mi interés por la cultura latina era más fuerte, antes incluso de hacer la carrera. Mi sensación era volver a un lugar conocido, en el que me he sentido a gusto desde hace...

Destacaría la reflexión final, en la que habla como lo que es, una persona de este siglo, que no mira de un modo idealizado aquello a lo que ha dedicado la mayor parte de su vida y de sus estudios.



Teatro, artistas y otras hierbas

Hace unas semanas estuve en el teatro... Bueno, es un decir, porque el trasunto de corral de comedias que han organizado en la Cuesta de Moyano no es un teatro. Para mí que es, realmente, un modo de que las compañías hagan bolos y se fogueen espectáculos en plan "ensayo con público".

Creo que este chiringuito veraniego está montado desde hace tres años. He ido el pasado y éste, reafirmándome en esta impresión. No sé si el "espíritu del barroco" impone que podamos entrar con bebida, comida y que incluso se aliente por la megafonía: un soniquete que al principio te hace gracia (me recordaba a la sintonía de Movierecord que nos ponían en los cines de verano de mi infancia), pero luego cansa y mucho, demasiado alto sin dejar que pudiéramos hablar si venías acompañado: que si la birrita, que si lo otro, pero "con moderación". Si quieren espíritu barroco, que hagan aloja y veremos si tiene éxito.

Y eso que el programa "doble" tenía mucho interés: dos obras de Ana Caro de Mallén, dramaturga del Siglo de Oro, la famosa "décima musa". Claro que si te dicen que la primera obra empieza a las 8 y la segunda a las 9:30, entonces tenemos un problema...

El problema es que le han metido tal poda a las obras que no se entiende mucho y los personajes quedan muy planos. Con lo que vimos, el apodo de "décima musa" se quedaba corto y si lo que quieren es recuperar a la autora, flaco favor le hacen. No estoy segura si a Lope le hacen tales cortes, supongo que no, porque nos sabemos sus obras "de repertorio" desde que estamos en el colegio.

Si tenemos en cuenta que en el XVII los espectáculos duraban casi todo el día (creo que todavía siguen ese plan en Japón con el teatro Noh), lo que hace normal que te lleves la tartera y la birrita, no es de recibo que corten tanto. ¿Por qué tenemos esa tendencia a la poda teatral (en la ópera también pasa)? ¿Es que los del barroco tenían más aguante?¿Es que somos tan tontos que no vamos a entender lo que dicen y tiene que venir alguien a aligerarlo?