domingo, 17 de abril de 2022

Y de nuevo...

Sí, volvemos, Domingo de Resurrección para los católicos, algo que no estaba planeado.

Han pasado casi tres años desde la última entrada. Entre medias, una pandemia que no ha terminado, con varias olas (y las que te rondaré...), una guerra en el Este de Europa y movimientos convulsos en la política de todas partes.

Cambios en mi vida, personal y laboral. La pérdida de alguien tan querido que sólo mencionarlo ya me chafa y necesito respirar hondo para continuar.

Uno, dos años que parecen borrados de la memoria. Durante el confinamiento me dediqué a ver cada día una ópera, dentro de la oferta que los teatros ponían libremente en Internet, mientras se recuperaba ese tobillo roto. Mientras me cuidaban. Poco más.

En esos momentos también cambié de trabajo, cuando terminó el confinamiento. Un salto sin saber si la piscina estaba llena o no (afortunadamente, había agua suficiente para no estamparme y no tanta para ahogarme). Todavía estoy haciéndome al lugar, al trabajo y a la gente. Contenta porque precisaba algo distinto, tenía la sensación de que ya había aportado todo lo podía en el puesto anterior.

Ahora  se impone retomar costumbres y actividades que abandoné en el confinamiento. Recuperar intereses poco a poco, salir de un cierto letargo. Darme cuenta (como si no lo supiera, ay) de que mi cuerpo está más viejo. Enfrentar los miedos que no tenía hace tres años. Y plantearme otras cosas en mi vida, ver lo que me compensa o no.

Volvemos.

No hay comentarios: