lunes, 3 de noviembre de 2008

Comer (y beber) por decreto

Pensaba esperar un poco para hacer la segunda entrada, pero el gobierno brasileño me lo ha puesto al alcance de la mano.

Esta mañana leía que el viernes se promulgó un reglamento ( o ley, el periódico digital no lo deja claro) para establecer cómo debe ser una caipirinha.

Por una parte, me viene muy bien, porque así podré disfrutar de una tal bebida "comme il faut", y más ahora que un estupendo amigo me ha regalado una botella de cachaça. Por otra, parece una disposición a veces muy específica (20 grados Celsius de temperatura) y en otros, un poco más laxa, sobre todo en lo referente al azúcar y al alcohol, del que sólo especifica que deberá ser la susodicha cachaça. Me parece estupendo para evitar el garrafón, pero meter asuntos de "identidad nacional", como parece que indica, me da un poco de miedo.

Porque esto me lleva al pasado: Allá por 1989, aquí una servidora estudiaba la carrera de Historia, y decidí hacer un trabajo sobre hábitos de los judíos españoles que luego servirían a la Inquisición para incriminar a posibles judaizantes después de 1492.

Me encontré con la noticia de que los Reyes Católicos habían promulgado una Pragmática (una ley, vamos) estableciendo cómo se debía hacer el cocido... ¿"Identidad nacional"? Algo mucho más sencillo y turbio. De ahí data el poner cerdo o hueso de jamón en los cocidos. Un judío que se preciara de tal nunca comería un cocido con jamón.

Para terminar, dos cosas: Animo a la gente a degustar ese plato maravilloso que se llama adafina, y que es la versión sefardí del cocido. Yo lo probé hace muucho tiempo y aluciné.

La segunda: ¡¡Por favor, que alguien me proporcione la receta "oficial" de la caipirinha!!

1 comentario:

Unknown dijo...

Margarita, a ver... deberías definir un pelín más lo que es la excepcional adafina. Para general conocimiento, digo. Y... si has visto la noticia de la legislación de la "caipirigna", seguro que hay un link a la receta oficial que nos librará de todo mal... que no sea el de la resaca.
Besos