domingo, 23 de agosto de 2009

Lo prometido es deuda

Sí, había prometido escribir un blogusino intrascendente y veraniego sobre candelabros, item más que el viernes una maravillosa amiga me regalo un portavelas con margaritas y esta noche lo he estrenado en una de mis cenas con velas de domingo. Menú frugal, que con los calores no me apetece cocinar.

Para arreglarlo y darle un aire suficientemente interesante, velas y música. He puesto unos cuantos de mis candelabros propios y los que me han ido regalando: ese precioso con forma de concha que me regaló mi hermana de aquel viaje a Estocolmo; el que os he contado en el primer párrafo y los altos candelabros de ébano que me ha traído un amigo de sus vacaciones en Tanzania.

La música: un disco que me traje del último viaje a Lisboa, cuando fuimos a uno de los conciertos primaverales del Coro de la Universidade Nova. Se trata de una grabación del grupo Sete lágrimas con diversas músicas de los países en donde Portugal tuvo colonias, incluyendo España... Como si fueran ellos los que nos invadieron y no nosotros en 1580, je je... Me lo compré por la curiosidad de escuchar cómo se enfrentaban al Con amores mi madre de Juan de Anchieta.

Pues bien, es bonito, sonido pulido... Fantástico para una comida o cena tranquila y sin pretensiones. Como la de hoy, como tantas otras.

En una de esas "otras" reparé en el alucinante texto de la última canción, En tus brazos una noche. Me fijé porque es una de las pocas canciones que están en español - sí, hay pendiente un blogusino sobre el español y el castellano, pero hoy no toca - , el compositor es un tal Manuel Machado, muerto en 1646. El texto no me resisto a copiarlo, porque tiene miga:

En tus brazos una noche,
me soñé, Filis, durmiendo:
despertóme la alegría,
y volvióse en llanto el sueño.
¿Qué delitos fomentan tus sinrazones?
Que aun dormido, no quieres que me perdonen.
Cuando estás velando,
me estás ofendiendo:
suéñote durmiendo,
siéntote matando.
Peligroso ando con tus rigores.
Que aun dormido, no quieres que me perdonen.

No he conseguido encontrarlo en otras fuentes y en el folleto del disco viene todo seguido, así que no estoy segura de que esté bien escrito. Hay un desbarajuste total en la versificación.

A lo que vamos: en el disco no indica quién es el autor del texto, que me sorprendió por lo elaborado, un magnífico ejemplo de poesía barroca. Realmente, me quedé pasmada tanto por lo que dice como por la forma. El recurso al qué bonito que sueño contigo es muy típico de toda la poesía amorosa, pero lo que cuenta en los primeros versos es mucho más "físico", si se me permite la expresión. Y sólo uno de los grandes puede hacerlo con tal sutileza.

Empecé a investigar sobre el tal Machado, que estuvo bastante tiempo en Madrid. Al final, me encontré con que el autor del texto es Félix Lope de Vega Carpio, con todo su nombre y su apellido. Ya tendría que haberme mosqueado con las fechas del compositor y ese Filis tan sospechoso. Pero lo confieso, no tengo las obras completas de éste, ni de Calderón, ni de Quevedo, ni de Góngora... Tampoco de otros. Las bibliotecas públicas sirven para eso ¿no?, para leer lo que no te cabe en casa. La referencia la encontré en el Cancionero musical de Lope, una recopilación de las obras de éste a las que se ha puesto música.

Ojalá los de Sete Lágrimas se hubieran tomado la molestia de anotarlo... Aunque no estuvo mal lo de mirar un poquito.

Al hilo de toda la peripecia, y para terminar, estuve dándole al magín sobre los textos que tuve que comentar en el instituto, ninguno tan tremendo como éste; las vidas también turbulentas de otros poetas del barroco: Gregorio de Mattos, el conde de Villamediana, Marino, Shakespeare; y lo poco que se pone en contexto (o ponía) la obra con la vida.

Tengo la teoría de que esta tendencia viene de una pudibundez decimonónica enfermiza. Cualquiera que conozca un poco el teatro de época, como el isabelino, sabe que las obras derrochan sangre, violencia y sexo, que hay un montón de referencias escabrosas en Shakespeare, pero también en Moliére. Mmm, parece que nos olvidamos de que eran "demasiado humanos", aunque ahora estén en el panteón.

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