jueves, 8 de abril de 2010

La que está cayendo (reflexiones políticas)

Pues sí, la que está cayendo en todos los aspectos:
  1. Me reafirmo en mis convicciones filosófico-políticas. El poder corrompe y hay que alejarse de él.
  2. No entiendo por qué no hay ley en España que obligue a devolver su acta en las Cortes o Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas, perdiendo su condición de aforados inmediatamente, a los políticos si son imputados en cualquier delito. La presunción de inocencia no es incompatible con la pérdida del aforamiento, creo. La ley debe ser la misma para todos. Si se demuestra la inocencia, se le revierte el acta y la condición de aforado. ¿Es tan difícil?
  3. No entiendo por qué tiene que seguir el sistema de listas cerradas en las elecciones.
  4. No entiendo por qué todavía no se ha cambiado la ley electoral y continúa vigente la adscripción de escaños mediante la "ley d'Hont", que de hecho presupone que los votos de un partido "valen más" que los de otro a igualdad de número.
  5. No entiendo por qué la división de poderes aquí es una pura teoría.
No me importaría que la ley electoral obligara al voto, como se hace en algunos países de Hispanoamérica. Es un método radical pero si no te convence ninguno de los partidos, votas en blanco y se acabó, y realmente indica que la mayoría de la población ha elegido a tal o cual partido.

Hay que recordar siempre que el Partido Nacionalsocialista de Hitler se hizo con el poder en unas elecciones en las que votó el 33% de la población; y no recuerdo cuántos votos tuvo pero necesitó una coalición, que le duró bien poco, incendio del Reichstag mediante...

No me creo la excusa del liberalismo a ultranza que pregona que el Estado no puede imponer a los ciudadanos la obligación del voto, porque eso es conculcar libertades y derechos fundamentales. Lo fundamental, ya que estamos en un sistema electivo y demás, es que la representación popular sea lo más legítima posible. Y eso significa que la legitimidad la otorga la cantidad de votos, teniendo en cuenta que nuestro sistema es democrático y no una dictadura de cualquier tipo.

En fin, tras la soflama, la calma... El otro día asistí a un maravilloso concierto de Radu Lupu, una delicia. Me hizo reconciliarme con el mundo.

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