martes, 3 de marzo de 2009

De expedientes e historiadores

Como alguna vez me ha pasado, no puedo dejar escapar la oportunidad de poner una nueva entrada. Debo agradecerlo a esos tipos inteligentes del MI5, que no le dejan consultar su expediente a Eric Hobsbawm, que quiere cotejar algunos datos para actualizar su biografía. Ah, como muestra de ese fino humor que se gastan, dicen que su negativa no presupone que tengan un expediente sobre él.

¿Quién es este Hobsbawm de apellido inescribible? Pues un abuelete marxista, que salió de Berlín hacia Londres en 1933 - donde pintaban bastos para los de origen judío como él -, que en 1936 se afilió al Partido Comunista y que estaba en Cambridge en la misma época de los espías pro-rusos Kim Philby y Anthony Blunt (otro excepcional historiador, por cierto), formando parte de sociedades secretas y demás. Como para no tener un dossier de apreciable tamaño, vamos.

Para mí, Hobsbawm es un modelo de historiador: no por ser marxista, que en el fondo es aplicar determinadas técnicas y poner interés en ciertos temas, no. Es finísimo en el análisis histórico y no demasiado dogmático. Recuerdo un coloquio-presentación en la Biblioteca Nacional, hace más de veinte años. Estaba la plana mayor de la historiografía marxista española, con un discurso polvoriento y plúmbeo. Habló él y fue como una bocanada de aire fresco: sabía explicar, era riguroso e interesante.

En el turno final, alguien (un avisado, seguro) le preguntó sobre la industria del disco. Yo alucinaba, ni se me habría pasado por la cabeza algo tan alejado del tema del coloquio. Por entonces, no sabía que también ejercía como crítico musical (eso explica la pregunta, ¿no?). Fueron cinco, diez minutos a lo sumo y me dejó como si acabara de caerme en el camino de Damasco. No me cupo duda que sus críticas debían ser antológicas, y siempre pienso que me gustaría leerlas.

Debo aclarar que yo me especialicé en historia de los siglos XV al XVIII, y claro, Felipe II tenía capilla musical, no le daba al pick-up...

El asunto de los historiadores marxistas me recuerda una escena de Las invasiones bárbaras (Denys Arcand, 2004), en la que un profesor moribundo recuerda sus excesos de buen rollito ideológico marxista en tiempos, negándose a percibir que la realidad de los países del otro lado del Muro distaba de ser idílica. Muy recomendable esa película, junto con otra de 1986, La caída del Imperio americano, que tiene los mismos protagonistas (profesores universitarios de Historia...).


Finalizo hablando de expedientes: recuerdo la historia de Péter Esterházy, escritor de una conocidísima y muy noble familia húngara (vamos, como aquí la Casa de Alba), que escribió Armonía celestial - por cierto, título también de una colección de composiciones de su antepasado Pál Esterházy-, y luego, tras consultar su expediente (y el de su padre) en los archivos de la policía política húngara, escribió otro con el significativo título de Versión corregida. No los he leído todavía, sólo espero que mi santa hermana me los deje en algún momento para hincarles el diente.

PS: Lo importante de Hobsbawm, querida, es leer sus libros, desde en torno a los orígenes de la Revolución Industrial, como los más conocidos de historia del siglo XX. Sacó una autobiografía en 2002 y quería actualizarla con los datos del MI5... No sé si está editada en español, pero seguro que es apasionante.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hermanita:
Por supuesto que Armonía Celestial está a tu disposición (máxime cuando ya has cantado algo de Pàl y de su Armonía Celestial... ¡nada más adecuado!) y también Versión Corregida.
Estaría bien que nos ilustraras más sobre Eric Hobswan... o como demoños se llame. Creo que sería interesante saber más o menos en qué parte de la historia se ha centrado su trabajo. Una sugerencia