viernes, 20 de marzo de 2009

Otra de músicas

Algún día tenía que hacer un blogusino narcisista sobre las músicas que me gustan, que he escuchado desde que era niña, de canciones que me han impresionado... ¿Y por qué no ahora?

Hace un par de semanas, el sábado, vino a desayunar mi amiga y profesora de inglés. Mientras tomábamos café y un bizcocho recién hecho, le hice escuchar el último disco que he comprado, que es un poco antiguo... de principios de siglo (¡cómo queda!) y le contaba sobre el concierto del día anterior, que me había dejado profundamente satisfecha y con una resaca un poco más superficial. El grupo, por si os interesa: Alamedadosoulna

La gente asocia más mis gustos con la polifonía francoflamenca (más que con Schubert, fijaos) que con algunas cosas de nuestro tiempo. Entonces le conté que escuchar Dame a vous sans retollir en París me salvó un viaje hará unos tres años. La impresión de escuchar aquella maravilla cantada con tanto gusto por esa señora fue tal, que ella siguió desgranando su repertorio del siglo XIII en los pasillos del metro mientras yo me iba de allí llorando a lágrima viva. Me hubiera quedado horas, pero ya llegaba tarde.

Me hizo gracia que mi amiga comentara sobre mis amplios gustos musicales y le dije que mi conocimiento musical es igual a mi conocimiento de vinos: se debe a que he trasegado mucho. Quizá por eso se me perdonarán mis pecados, como a la Magdalena.

Hasta los años 80 no hubo tocadiscos en mi casa, porque mis padres no lo consideraban prioritario, así que he escuchado la radio e iba a conciertos gratuitos de música clásica con mi padre. Eso hizo que entrara directamente en el punk (y librarme de The Beatles y The Rolling Stones). En el caso de los conciertos, oí bueno, malo y regular... Había días que escuchaba música comercial, Cesar Frank, Stockhausen o Steve Reich, por poner un ejemplo. Junto con el jazz, la copla y acordarme de las jotas que me enseñó mi abuela (intentó antes de morir que aprendiera a tocar las castañuelas y no se me daba mal, pero mi madre hizo desaparecer ese instrumento diabólico). De ahí viene mi querencia a las músicas tradidionales, gamelan aparte.

Pero en los 80 la música no comercial estaba muy mezclada. No hablo sólo de la tan traída movida, que en aquella época se llamaba nueva ola (reflejo de la new wave inglesa, supongo; nada que ver con la bossa nova)... Mmm, interesante cómo se denomina todo más o menos igual con unos años de distancia; interesante también como la copia de lo antiguo tiene neo- por prefijo. Al final todo es nuevo, todo es fresco, todo es inaugural.

Más o menos desde los 70, los que hacían música de vanguardia también se dedicaban a la música antigua con criterios historicistas. Un ejemplo es Cathy Berberian, o en España, La orquesta de las nubes, formada por uno que estudió electroacústica con Luis de Pablo y otros dos que han compaginado la música antigua con la contemporánea.

[Un día, regresando de una cena multitudinaria con mi maestro y amigo, hablábamos de esto, porque me había ido a la Filmoteca a ver El pequeño libro de Anna Magdalena Bach. Sabía que en la película actuó Gustav Leonhardt haciendo el papel de Bach, pero no estaba preparada para ver a parte de los iniciadores de la llamada música antigua vestidos con peluca y casaca, contemplar un manifiesto cuasi político sobre la interpretación musical y que la banda de sonido estaba tan deteriorada que la música sonaba a rayos. Y yo iba por la música, claro. Fue un auténtico shock].

Me vino a la mente La orquesta de las nubes cuando escuché Toc, de Tom Zé. Buceando en internet descubrí que el tipo era alguien interesante, al menos, en la música brasileña de los últimos 30-40 años, compañero de viaje en el inicio de Tropicalismo y que también había trabajado en un laboratorio de música electroacústica en la Universidad.

Todo esto se me mezló con algo de jazz y otras cosas. Empiezo a intuir que el bullebulle de percepciones en mi cabeza tiene algo que ver y... ¡Bingo! Todas las músicas aparecen entre 1972 y 1985.

Por cierto, en la última adquisición susodicha se atreven con un theremin. Quien no haya oído el sonido de este instrumento, no sé a qué espera...

No hay comentarios: